
que nunca le dije
y sin embargo
ella las conoce.
Hay historias
que nunca le conté
y sin embargo
ella las sabe.
Hay gritos
que nunca largué
y sin embargo
ella los escuchó.
Hay lágrimas
que nunca lloré
y sin embargo
ella las secó.
Hay heridas
que nunca le mostré
y sin embargo
ella las sanó.
Es que es ella
probablemente
la única capaz
de mirarme a los ojos
y no ver tan sólo dos gotas
de color café amargo,
sino dos universos gigantescos
con infinitos acertijos
que se empujan entre sí
ansiosos por ser resueltos.
Y déjenme decirles, señores
que es ella
probablemente
la única capaz
de resolver
cada uno de ellos.
Es ella
probablemente
la única capaz
de resolverme.
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