Algún sueño que se perdió en la desesperanza.
Alguna promesa que quedó sin cumplir.
Alguna sonrisa, de esas de verdad, que aún espera a salir.

A pesar del frío,
a pesar del viento,
a pesar del invierno que hay aquí adentro.
Pero es tentador quedarme estancada.
Porque es más fácil dejarse ganar
por el filo del miedo a seguir,
que enfrentarse a los pequeños monstruos
que se esconden dentro de mí.
Pero no debo,
o eso me dicen,
no debo bajar la guardia.
Por el sueño, por la promesa, por la sonrisa.
Sueño, promesa, sonrisa.
Motivos suficientes para avanzar más deprisa.
Para que el sol salga,
para que calme el viento,
para que aquí adentro deje de ser invierno.
Las gotas de la última vez que lloví
en mis mejillas aún siguen intactas.
Mi rostro está húmedo y cansado,
triste y empapado.
Pero el sueño, la promesa, la sonrisa,
soplan y soplan para que las gotas se evaporen.
Dejando así mi rostro
lúcido, limpio y joven.
Sueño, promesa, sonrisa.
Motivos suficientes para avanzar más deprisa.
Porque el sol salió,
porque el viento calmó,
y porque aquí adentro la primavera regresó.
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