Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ

viernes, 15 de noviembre de 2013

Grítalo.

Grítalo.
Vamos, más fuerte.
Que tu garganta queme, arda, reviente.
Que tu pecho retumbe y estalle.
Que tu cuerpo se quede sin energías.
Que tus huesos se ablanden.
Que el hielo acumulado se derrita.
Vamos, haz que tus gritos se deslicen por los oídos de la ciudad.
Grítalo para liberarte.
Grita para limpiar el alma.
Grita para cicatrizarte.
Grita para ahuyentar el miedo.
Grita para que te escuchen.
Grita para ser salvada.
Grita, no dejes de gritar.
Vamos, más fuerte.
Deja que tus cuerdas vocales se gasten, deja que tus sentimientos vuelen.
Que tu voz se escuche en lo más alto de las montañas y en lo más profundo del océano.
Grítalo para que tu historia quede suspendida en el aire y la gente la respire, la sienta, y la comprenda.
Haz que en cada rincón de la ciudad se oiga el eco de tu voz, revelando tus más oscuros secretos.
Desnuda tu pasado y tus mentiras, expone tus verdades y tus sueños más íntimos.
Grita, grita eso que sabes muy bien que hace tiempo quieres gritar.
Grítalo porque vale la pena.
No cierres tu boca hasta que hayas liberado hasta la última gota del cúmulo de sentimientos que tienes atorado entre tus costillas.
Sácalo todo afuera para volver a respirar, para que tus pulmones se expandan y se llenen de un aire limpio de promesas incumplidas y sin esperanzas rotas.
Vamos, grita más fuerte.
Deja de callar tus auxilios, deja de callar tu necesidad de que alguien te oiga de una vez por todas.
Grita, sigue gritando.
Vamos, pequeña, que tus gritos rompan las murallas que te rodean.
Haz más ruido, todo el que sea necesario.
No te reprimas.
Vamos, grita un poco más.
Grita, grita, grita.
Aunque tu garganta queme, arda, reviente.
Aunque tu pecho retumbe y estalle.
Aunque tu cuerpo se quede sin energías.
Aunque tus huesos se ablanden.
Aunque el hielo acumulado se derrita.
Grítalo, nada más que eso.
Gritar, un acto que parece tan sencillo pero cuesta tanto cuando se trata de hacerlo desde bien adentro de uno mismo. Desde el alma, desde el corazón, desde los huesos.
Pero vamos, grita. No dejes de hacerlo.
Grita, porque esa es la única manera de que puedas mantenerte en pie.
Grita, porque así te rescatarán.
Grita, porque hacerlo te mantiene a salvo y con vida.
Grita, sólo grita.
Sólo eso. Grita. Hasta que deje de doler.

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