-¿Qué te pasa?
-Nada.
-¿Tengo que creerte?
-No.
-Entonces, vamos, dime, ¿qué te pasa?
-Quiero irme.
-Primero dime que te pasa y luego te dejaré ir.
-No, no es eso. Quiero irme de acá, quiero desaparecer un día y no volver. Quiero huir lejos donde nadie me encuentre. Quiero huir tan lejos que hasta pueda huir de mí misma. Quiero olvidarme de todo, quiero dejar de tener que levantarme cada día odiando todo, a todos y odiándome a mí. Necesito un respiro ¿sabes? Siento que me estoy ahogando y que no hay nadie para rescatarme. Estoy cayendo en un pozo que yo misma cavé. El barco en el que estoy se está hundiendo porque no es lo suficientemente resistente para aguantar todos los remolinos y las tormentas de este peligroso mar. Necesito volver a respirar un aire puro que no esté contaminado de mentiras y de sueños rotos.
Mis esperanzas de salvarme o de que alguien me salve son nulas.
-¿Salvarte de qué?
-No lo sé. De mí, quizás.
-¿Salvarte de ti misma?
-No creo que lo entiendas, pero algunas personas somos esclavos de nosotros mismos. Quiero decir, es como si adentro nuestro hubiera dos personas: una que es la que quiere vivir, ser feliz, libre, y alcanzar metas, y la otra es la que enjaula a la primera y la quiere hundir, la quiere llenar de inseguridades, de miedos y quiere que se odie a sí misma. Creo que quiero que me salven de esa parte de mí, la que me está carcomiendo por dentro y no me deja avanzar tranquila.
-¿Y qué se siente tener a esa persona dentro de ti?
-¿Qué se siente? Horrible. No puedes vivir en paz. No puedes ser plenamente feliz. Es como que en los momentos en los que me encuentro bien, alegre y le encuentro sentido a la vida, esta persona adentro mío comienza a gritarme que no merezco nada de esto, que la tristeza y la soledad son mi destino y que me veo ridícula tratando de sentirme bien. Muchas voces me taladran la cabeza, unas cuchillas me atraviesan el corazón y el alma y unas manos me aprietan el cuello... Estoy cansada ¿sabes? No me siento bien y no sé qué hacer para poder relajarme. Tampoco estoy segura de si hay solución para esto.
-¿Y si alguien viniera y te dijera que sí la hay? ¿Qué lo único que tienes que hacer es hablar, contar lo que te pasa, aflojarte y dejar que los demás te ayuden, dejarte amar? ¿Y si alguien te dijera esto?
-No le creería.
-¿Segura?
-Bueno, tal vez sí le creería. No lo sé. Ya ha habido personas que han venido y me han dicho eso pero no es tan sencillo. Hace mucho tiempo que vengo combatiendo conmigo misma y si fuera fácil ya hubiera ganado la guerra pero no lo hice aún. Quiero hablar, quiero contar lo que me pasa, quiero aflojarme, quiero dejar que me ayuden, quiero dejarme amar, en serio que sí. Pero, ya te he nombrado a la persona que hay dentro de mí. Esa, la que no me deja en paz nunca. Esa persona es la que me impide contar lo que me pasa y creo que la única forma de que ella me deje tranquila es matándola. Pero ella está adentro mío, es parte de mí. Podría hasta decir que esa persona soy yo misma, o una versión de mí, no sé. Pero ¿entiendes lo que pasa?
-¿Qué? ¿Qué cosa pasa?
-Esto es lo que me asusta. Matarla a ella también implica...
-¿Si?
-Matarla a ella también implica matarme a mí.
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