Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ

miércoles, 3 de julio de 2013

Aquellos seres incomprendidos.

Adolescentes.
Infelices sonriendo ante todo.
Farsantes.
"No pasa nada, todo está bien".
Sangre que chorrea en los lavados, 
lágrimas escurridizas que empapan las almohadas en las noches de insomnio.
Baja autoestima y odio que se van por las cañerías. 

Seres incomprendidos que quieren escapar.
Grietas en la piel, 
en el corazón 
y en el alma.
Grietas que arden, pican, duelen.
Corazones débiles, heridos.
Pulmones envueltos en humo.
Silencios y cientos de páginas escritas.

Mentes ruidosas.
Ganas de un poco de atención.
Felicidad temporal. Tristeza eterna. 
Odio hacia todos. Odio hacia el mundo.
Odio hacía ellos mismos.

Quieren, buscan y no encuentran.
Sueños destruidos.
Echando culpas a todo el mundo.
No saben para dónde ir.
Saben que acá no quieren estar.
Quieren, buscan y no encuentran.

Desesperación. Angustia. Miedo.
"No pasa nada, todo está bien".
De nuevo sangre que chorrea en los lavados, 
lágrimas escurridizas que empapan las almohadas nuevamente.
Baja autoestima y odio que se van por las cañerías. 

Odio eterno hacia el mundo. 
Hacia la vida.
Coquetean con la idea de
desaparecer y dejar de existir.
Quieren huir. Huir y no volver.
Por lo menos hasta que todo este infierno se acabe.
Por lo menos hasta que puedan volver a respirar
un aire sin mentiras disfrazadas de ilusiones.

Y nadie los deja huir.
Se encuentran atrapados 
y permanecen.
Sonríen ante todo.
Les mienten y se mienten.
Esperan que todo cicatrice.
Esperan que todo cambie.
Esperan que esto sea "sólo una etapa" como ellos les dicen.
Esperan y la espera se hace eterna.
Pero por mientras, quédense tranquilos,
que aquí
"no pasa nada y todo está bien."


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