Yo que siempre quise ser alguien en este mundo.
Yo que siempre quise que la gente me reconozca por lo que soy. Lo que sé hacer.
Yo que siempre quise marcar un cambio.
Yo que siempre quise dejar huellas en la vida de todos aquellos que se cruzan por mi camino.
Yo, tan ingenua, que llegué a creer que alguien como yo;
tan callada, tan tímida, tan reservada, tan invisible, tan poco interesante, tan nada.
Tan nadie.
Que alguien así podría llegar a impresionar a algún ser.
Ni siquiera nadie me presta atención.
Soy una más del montón.
Nadie especial.
Un pedacito más de oscuridad.
Un color opaco.
Una estrella apagada.
Sin brillo. Sin luz propia.
A nadie le interesa observar el cielo en el que habito.
Nadie tiene el deseo de quedarse una noche entera apreciando las pequeñas bellezas que hay aquí.
Si es que hay alguna. O es pura ilusión mía.
Pura ilusión que alguien pueda llegar a verme alguna vez.
Pura ilusión que alguien quiera bucear dentro de mí.
Conocer mi verdadero yo.
Que está tan escondido.
Tan solo.
Tan chiquito a dentro mío.
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