Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ

sábado, 21 de julio de 2012

Déjalo salir.

Una niña de 13 años también tiene momentos en los que se siente una basura. Basura sucia, podrida, inútil y desechada. Pero eso sí, una basura con sentimientos. Una basura que quiere llorar pero se aguanta las lágrimas por miedo. Miedo a que la vean tan frágil y débil. Una basura que tiene un nudo en la garganta que, atado por un hilo finito y deshilachado, está a punto de desatarse. Por eso, con sus pequeñas manos de manteca, la niña tiene que tratar de sujetar con fuerza ambos extremos del hilo deshilachado y finito, para que no se desate el nudo y sus ojos no rebalsen angustias y sentimientos que siempre estuvieron guardados en lo más profundo de su corazón, pero nunca se animaron a salir.

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