Soy un eterno crepúsculo
el tibio dorado indeciso al que el horizonte absorbe
y no sabe si esconderse
para que reine la oscuridad
o seguir derramando luz en rostros serios
Soy el sorbo de café frío del fondo de la taza
que una mañana nadie tomó
un puñado de palabras no dichas
un pedazo de invierno
Soy la última canción que suena cuando ya nadie escucha
una lluvia de estrellas a las 3 a.m cuando el mundo está dormido
un poema escondido en el último estante
cubierto de polvo porque nadie lo lee
Soy el peso de soledad sobre las comisuras de los labios
el salado de la tristeza
y la dulzura del dolor
Un sueño que olvidaron en un bar
esperanzas dejadas en copas de vino
soy sobras
una piedra pateada en la caminata de un borracho
Soy la caída de las hojas en otoño
un suspiro de nostalgia
la sombra de los miedos
un recuerdo que ya a nadie le hace falta
Busco felicidad tanteando vacíos
pero rozando soledad
sólo se encuentra hastío
de buscar en un mapa sin tesoros perdidos
Ojalá alguien me prometiera
que luego del crepúsculo
si no me impaciento con la oscuridad
llegará un nuevo amanecer
La noche es más oscura justo antes del amanecer.
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